Neurona verdadera
Habla el Director:
Sé que muchos colegas y ex colegas se van a molestar, e incluso me van a tildar de pretencioso por lo que voy a plantear sobre cómo es el periodismo y cómo debería ser. ¿Y con qué autoridad? Soy periodista, pero además he sido un crítico lector de periódicos toda la vida, y que estoy cansado de ver publicadas notas que distan mucho de lo que el verdadero periodismo debería ser. Además, es la pura verdad:
Para empezar, y muy importante: no publicar por publicar. Me explico: existen notas que verdaderamente son una cochinada, una porquería, un asco, una vergüenza para el periodismo. Son notas que el reportero cubre sin contrastar, sin investigación. Estas notas deberían ir directo a la basura… o mejor aún: no debería desperdiciarse el tiempo y los recursos en estas situaciones. Como periodista me tocó ver la publicación de varios de estos vergonzosos bodrios. Y como lector sigo encontrándome con notas en distintos medios, ya sea prensa escrita, internet, radio o TV. “Bajar de peso y hacer ejercicio disminuye el riesgo de problemas cardiacos”, decía el título de una nota en internet. ¿Cuál es la noticia? Eso lo sabemos hasta el cansancio. Lo que intuyo es que el editor o el reportero publicaron un boletín de prensa de la Secretaría de Salud. Una anécdota: cuentan que en la Redacción de un (antes) prestigioso diario de Guadalajara no tenían una nota principal para el siguiente día (vamos, no había una «de ocho”, en el argot del medio). Entonces uno de los editores sacó del bote de la basura un fax de un boletín de prensa que había tirado por la tarde, lo desarrugó y dijo: “Señores, ya tengo la de ocho”.
Segundo, pero no menos importante: evitar publicar las ruedas de prensa. Es más: en las Redacciones de cada medio deberían de tener un cartel gigantesco en el que se lea: “Queda estrictamente prohibido publicar ruedas de prensa, so pena de castigo ejemplar debido al detrimento del periodismo”. Como reportero siempre me negué a cubrir este tipo de situaciones; como editor, siempre me negué a publicarlas (y pregúntenle a quien quiera que haya sido mi compañero en el periodismo).
Para los fotógrafos y sus editores: a ningún lector nos interesa la foto de una persona, de un monigote, de un “cachetón”, como decía un ex compañero, créanos. No nos interesa ver la cara de un subsecretario saludando a otro subsecretario en la inauguración de una obra. Mejor publiquen la foto de la obra. Tan sencillo como eso y evitan darle importancia a un político que, precisamente, eso es lo que busca: reflectores. He encontrado ediciones de periódicos en que la foto de portada es un político, y en interiores sale otra docena de veces. Incluso es muy común ver publicadas fotografías de ruedas de prensa. Terrible, y es un repelente infalible para los lectores. ¿Cuándo publicar “cachetones”? Cuando el político está inmiscuido en un escándalo; o captado infraganti en una situación incómoda, o cuando de verdad sea noticia su imagen. Para ver “cachetones” y, claro, cachetonas y escotes con gusto, está la sección de Sociales.
En cuanto a las entrevistas: en radio es muy común que los presentadores de programas de noticias tengan programadas al menos un par de entrevistas con algunos políticos o figuras que en ese momento son noticia por alguna situación (aunque en ocasiones, por llenar el espacio, se llama a quien esté disponible, y siempre termina siendo un comercial del político y lo más seguro es que el radioescucha se aburra y le cambie de estación). Lo grave del asunto es que siempre (se los aseguro: siempre) son entrevistas muy simplonas o a modo y que casi nunca incomodan al entrevistado, esto debido al miedo del periodista de perder el contacto o la fuente, o simplemente por quedar bien con los intereses del político o del medio donde se trabaja. A ver señores periodistas: si la nota del día es el escándalo comprobado de corrupción de un político, pregúntenle por qué es tan corrupto o dónde guarda los millones, o quién le facilita esa corrupción, o quién más está inmiscuido en dicho cochinero, o si el gobernador está enterado, o si el propio gobernador es el socio mayoritario de Corrupción Institucional SA de CV. Pero no; por desgracia las entrevistas son así: “Señor secretario: qué opina de las críticas que ha recibido recientemente”, “Pues mira, desgraciadamente existen factores y situaciones que no a todo mundo agrada y que debido a circunstancias que son ajenas a mi persona implican un desentendimiento de los involucrados principales pero que repercuten en las decisiones que uno como figura púbica está expuesto y obligado a tomar… bla, bla, bla”.
Incluir a la sociedad. En la mayoría de las notas publicadas pocas veces se da voz a la sociedad, incluso cuando la información en sí involucra o afecta a los civiles. Como ejemplo, el reportero acude a una rueda de prensa donde se anuncia la construcción de una obra vial; éste regresa a la Redacción y escribe la nota sin siquiera tomarse la molestia de consultar con los primeros afectados: los vecinos y los automovilistas. Y esto, por desgracia, es de lo más común entre los periodistas.
Y por último, ser periodista no es ser vocero de los políticos; ellos ya tienen a los suyos. En el argot del periodismo a esto se le llama “declaracionitis”. El trabajo del periodista es criticar, contrastar, investigar e informar a la sociedad, no solo a los políticos, ya que, desgraciadamente, a algunos periodistas (principalmente los directivos y alguno que otro reportero o editor) solo les importa quedar bien con las autoridades.
Tal vez estas consideraciones no sean nuevas, y que incluso no haya descubierto el hilo negro, pero parece que los periodistas de hoy no aceptan estas obviedades y solo se rigen por trabajar por trabajar, sin gusto por la investigación, por llenar la cuota de notas que sus ciegos jefes les piden.
¿Es verdad o me equivoco?
… dicen que dijo el Director.